ReseÑando

Autor: Xavier Varcárcel de Jesús

País: Puerto Rico

Libro: El deber del pan

Año: Primera versión 2013

Reimpresión: 2021

Libro de pólvora

Editorial La Impresora

Género: Poesía

 

Es un poema de largo aliento, o varios textos atragantados que se entretejen entre ellos, una idea horneada en la cotidianidad de las relaciones de madre e hijx.  El autor se sumerge dentro de la psiquis femenina, de la cura del mal de amores, o por lo menos de la observación de ella. Las ausencias de las labores representan un descanso a los ideales familiares, de ese sistema quebrado que nos aplasta. 

Es un manifiesto donde el pan huele a quemado, como ese momento donde te agotas de hornearlo, lo olvidas, ese mismo pan se pudre, se llena de moscas, se vuelve masa y se divide hasta volverse nada.  El deber de los deberes, esa cura que lastima de haber necesitado un otrx en nuestra vida y de observar una madre rota que sigue bailando, conectada en su cotidianidad.  Es una propuesta a deconstruir lo aprendido, quemar el patriarcado y lo heteronormativo, lo exige desde la observación. Es una demanda desde la vivencia cotidiana.  Gioconda Belli y Shirley Campbell se mecen en la poética de Valcárcel, pero también se asoma Marcela Serrano al tocar las profundidades de la psiquis familiar desde una perspectiva de género.  Lo cotidiano pesa, habita en un hastío que casi alcanza un sabor agridulce de lo que se experimenta.

No vine a la soledad

Y más adelante…

Vine a casa de mi madre a dormir días.

Cerré todas las puertas.

Me quité la ropa y los relojes.

Dejé la maleta sobre el suelo sin abrirla.

 

Ahora hambriento

Rebusco con los ojos lo que traje.

Se han llevado todo…

 

Sueña con un pan y con todos los panes, se recuesta en ellos y los trabaja, sueña además con un sueño donde habitan los panes de otros poetas y como ellos ven ese pan, ese día a día, como hornean su vida y la muestran.  Aquí el poeta desnudo, se despoja de todas las influencias, pero también las abraza, no vaya a ser que en el olvido se apoderan de su poética. El pan es la casa, es la sobra de lo que se calla, el dolor ajeno y propio, el respiro asmático de una legión de escritores que se cuestionan, no solo al sistema creado sino también a sí mismos, que son los principales creadores.

…Creo que el pan quiere volverse un sueño recurrente

y no lo entiendo

porque no sólo del pan viven los hombres

aunque la verdad es pan, según ha escrito Mara

y Roque Dalton haya escrito

la poesía es como el pan

y Matos Paoli el pan es para todos

y Mussolini

no derrochéis el pan

honrad el pan

y más adelante…

en la ansiedad del hambre

en una larga noche sin amantes

o si algo de mí, que no me explico

quiere decirme algo.

 

El deber del pan es una rebelión ante lo cotidiano, un despojo de la norma, un deseo de eso que ya conocemos, cambiará.  Una invitación a vivir desde la misma vida, con la recompensa de tenerse a si mismx. Un manifiesto que precede el quiebre de los patrones familiares, un llamado a exorcisar todo lo que nos habita se va asentando, esa levadura que espera pacientemente a ser transformada, a un proceso que desconoce, al calor de la incertidumbre.

…Por eso creo que mi madre un día

mandará al carajo todo

quemará la casa

y luego huirá, en taxi ahumado

a dormir a pata suelta en un hotel de Punta Cana

y olvidará el deber del pan y su receta

estirada, horas más tarde

en una silla reclinable frente al mar

con una Presidente.

 

Entonces no habrá abuso ni quien coma demasiado.

no habrá un hombre

sentado en una mesa esperando el pan

ni quien llegue por las migas

 

Estará lejos

frente al mismo mar a solas

entre un salitre nuevo

despertando…

 

La poética de Xavier nos confronta con una realidad consuetudinaria que ha sido naturalizada, es un vocero de la comunidad desde un proceso único que se identifica, hilvana el ser con el quehacer desde una monotonía que sorprende. Varcárcel nos evoca la magia instalada en la simplicidad de la vida, en el dolor familiar, con la certeza de que todo irá bien o quizás no. Es dentro de esa duda fiable que el poeta sacude cada migaja para mostrarnos de que estamos hechxs, desde adentro. La estética esta viva manifestándose en los detalles que todxs conocemos. El texto colabora armoniosamente entre el contenido y el diseño del libro, permite tenerlo a la mano para tener ese poema de urgencia, ese almanaque poético poco subestimado que todxs necesitamos en una buena discusión, de sobremesa. Un texto para alimentar(nos) los unxs a los otrxs, denunciando y enunciando la realidad social, nuestros propios imaginarios.

Es el deseo hacia la madre y hacia si mismx…

 

Yo seré para ese entonces

el hombre que quedó adentro de la casa

cuando inició el fuego

o tal vez no, y es lo que creo.

quizás estaré yo

estirado frente al mar

despertando a un lado de mi madre

porque también mandé al carajo todo…

 

El autor nos mantiene en un horno con pan recién horneado, a veces somos los hacedores, otras somos el lector ideal que observa de puntitas en la vitrina; pero no por eso no habitamos en el calor del pan, la dureza del pan olvidado y la frescura del pan recién hecho.  El poeta lo sabe y nos mantiene en una calurosa exploración que interroga El deber del pan.

 

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