ReseÑando

Autora: Kattia Chico

País: Puerto Rico

Libro: Mala Luz

Año: 2017

Serie Literatura Hoy

Editorial Instituto de Cultura Puertorriqueña

Contenido: 19 Poemas cortos organizados en 2 partes.

Género: Poesía

 

La autora explora lo íntimo, el regocijo intenso y malacostumbrado. Es un asomo a la experiencia de los sentidos, desde la histeria y la intensidad, lo culturalmente naturalizado. Nombrar amor, es decir miedos, sombras, dolor, entrega a sabiendas que la pérdida se acerca.  Es una amenaza constante a la ausencia de la plenitud, una esclavitud impuesta. Se despide de la idea y salva a ese otro, que ya no existe, de ese posible dolor, un boicoteo a las transiciones amatorias, un perfecto soneto que se despide de lo clásico y abraza el vaivén de las heridas que la poeta crea.

           

Yo te amé las costuras, los misterios,

            ese caber a medias en el mundo;

            la soledad te amé, y el cementerio

que fuera nuestro hogar quise por tuyo…

 

y más adelante…

 

 

Ahora pido perdón por concebirte

de la más meretriz de las ideas:

que pudieras quererme sin herirte.

 

  La poeta rememora la energía de Kapu Puir, adentrándose a una esfera que ella va descomponiendo.  Mala luz es una entrega a la pérdida segura, al desencuentro, al estar anclado con la memoria encogida, es mala, pero sigue siendo luz.  Hay un aire de esperanza en su poética, pero no es la esperanza que flota segura y estable, es una esperanza que se mantiene tambaleándose mientras todo lo demás sucede, en el aquí y el ahora.  Se cuestiona su propia incertidumbre evocando un aire de ironía en lo cotidiano.

 

Tú deberías llamarte Dagoberto

tener un ojo menos

lucir alguna tara de advertencia

y no saber besar…

 

Crea un mundo propio, casi destruido y se rescata a sí misma de esos imaginarios poéticos. Camina en el reconocimiento de lo adictivo, la luz no se apaga, no brilla a plenitud, es una luz mala, y te mantiene sujeto a ella, no te elevas o te hundes, tampoco es un balance, es tocar el borde del precipicio y encontrar una sola razón para seguir en esa arista, todo cambiaría si se lanzara, pero no, la poeta mantiene sus palabras en ese marco y ahí encuentra su poética que se recoge en un ahogo incierto que ella misma desconoce a profundidad. Ella permanece en los filos de ese precipicio mientras alimenta sus sombras que la mantienen casi viva.  Tiene un gran conocimiento de un mundo interno a pocas luces. 

 

Se desprende de ese mundo interno y lo expande a lo cotidiano, a lo que encuentra en las observaciones de sus andares, en el hábitat de su propio templo.

 

Mi casa

padece contaminación muy seria

ha estado siempre en cuarentena

el corazón

le apesta.

 

Podemos pasearnos en la búsqueda de la estética de lo grotesco y pronunciar a Schelling: Lo siniestro es aquello que, debiendo permanecer oculto, se ha revelado. Pero también me viene a la mente Jean Paul que no utiliza el término grotesco, lo llamó humor cruel y lo definió como lo sublime destruido, el mundo es terrible e injustificado; me parece un poco más asertivo y pronuncia la poética de Chico. El lector se identifica tímidamente con los vicios mentales propuestos, se cuelga a cada metáfora, a ese juego desabrido de las palabras.  Después de todo, es una exploración de la esencia humana, de lo que no mostramos, pero todos sabemos. Un secreto colectivo desde lo íntimo, una fantasía suicida diaria con oxígeno mal calibrado.

El deterioro es un canto a una búsqueda inalcanzable, un trago amargo que seduce a todos los vicios de nuestras mentes, las sensibles, las que todo lo viven. Mala luz es una luz que empeora

…Las páginas de pan albergan moscas

Que se están comportando como letras.

 

Es un grito de Piedad

Cuando puse mi cuerpo en los balazos

lo hice por darles casa.

 

Mala Luz es un texto viciosamente recomendado.

 

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