BIPOC Latino Award

I can’t believe it, es que no puede ser. Fueron mis primeras palabras al recibir la noticia en relación a la obtención del grant/beca que fue anunciado durante este mes de Junio. Así, en Inglés y en Español, porque el idioma se te atora entre las lágrimas y ni el code switching te ayuda en estos casos. El 2023 se viene pintando bonito, pero todos los colores tienen sombras llenas de miedos, atentados contra el ego y situaciones que haces que dudes o cuestiones tu capacidad. En este momento me rodeo de gente que cree en mí y en mi expansión, pero no siempre ha sido así, he tenido que defender esas alas a toda costa, esto lo aprendí de Mayra Santos que me tatuó unas palabras que me dieron guía: “Que nadie detenga la fuerza de tu expansión” o algo así, con el tiempo uno desdibuja lo que le dicen y comienza a citar desde la memoria vaga o la conveniencia del sosten que necesita, que necesito. Eso. Otra Mayra <<Mayra Sorondo>> que también quiero mucho, me dijo una frase prestada de una amiga que a su vez se la tomó prestada a otra (ya sabes que las palabras nos pertenecen hasta que ellas quieren): “Miriam Damaris es un gentío en ella misma que llegó a plantarse para retollar en poesía, activismo y servicio social” .

La verdad es que estas palabras además de acariciar el ego y hacerme sentir amada, me comprometen con la comunidad a la que pertenezco y presto servicios. Es un entregarse desde las vísceras porque no solo te interesa servir sino que ahora te han confirmado que el trabajo que vienes labrando luce bien. En fin, que te anima bastante. Ser puertorriqueña y vivir en Estados Unidos ha sido un reto, porque te mudas a un lugar el cual es y no es parte de ti, trabajas en un sistema que conoces con gamas muy diferentes y cotidianidades que convergen en muchos espectros. Te cuestionas sobre tu esencia mientras tienes que explicarle al mundo cosas que un día entiendes y otros no. Soy puertorriqueña y me gusta decir, soy boricua. ¿Qué es ser puertorriqueña? ¿Qué complejidad comprende esto de ser y permanecer? ¿Cuantas gotas de mar pude cargar cuando salí, cuando partí a ese extraño lugar?

Cuando llegué a Houston nunca desempaqué emocionalmente, siempre estaba lista con la maleta al lado de la puerta para volver a la Isla tan pronto pudiera, así llevo 10 años, la maleta y yo nos observamos de manera sospechosa, ella como gritando y yo pidiéndole un poco más de tiempo. Cuando recibes un reconocimiento de una ciudad, o mejor dicho, vamos a replantear: al recibir un reconocimiento de tal magnitud de la ciudad de Houston fue como si la propia ciudad me elevara por encima de sus puentes y me diera un abrazo.(palabras del jevo cubano). Te comienzas a sentir parte de un movimiento, de algo que la propia ciudad va gestionando en un diálogo que deseas, algo que llevas dentro e impulsa tu caminar pero nunca piensas que será reconocido. Entonces, la ciudad te dice: “Boricua, tú que vives aquí y trabajas por los tuyos, no queremos que te vayas”, en palabras de Sixto (traducidas) "Queremos que estos artistas permanezcan en la ciudad”. No solo es lo económico que siendo sincera, me ha dibujado sonrisas constantes, es además estar junto a líderes activistas, gente que vive en el verbo, en el hacer, en la comunidad, gente que cree en la gente y se cuestiona diariamente como transformar a Houston en un mejor lugar.

Mi compromiso con la comunidad nunca estuvo en duda, pero cuando la ciudad te dice gracias de manera tangible, te reafirmas en tu caminar. Ahora, más que nunca se viene una amenaza de activismo, de querer que mi gente viva con dignidad, balance y reconocimiento. Es una amenaza prendida de emociones ricas, mueven un tembendú que me acompaña. Sigue el compromiso con la poesía, la Matria, la Isla, la lucha en contra de la Violencia Doméstica, el tráfico sexual y el empoderamiento del género. Hoy la vida me da la oportunidad de trabajar en el Proyecto de Literatura Puertorriqueña, de seguir con Houston Area Women Center, de seguir construyendo la Colectiva Colibrí junto amigas y amigues (una nunca ejerce sola), de escribir cosas que siento y seguir co-creando proyectos, creando puentes, caminar lindo, con un tumbao contagioso que asuste un chin al patriarcado. Si no es así, ¿Pa’ qué?. El artista tiene el deber de cuestionar la acción social y por medio de su arte denunciar y proponer una nueva visión de mundo. Esa es la misión. El verbo. Hacer. Crear. Agradezco a todas mis amigas y amigues, a mi gente linda y mentoras que me siguen acompañando en la lucha y en mi crecimiento social, personal y profesional. ¿Y qué más les digo? Les amo. El amor debería servirse en gasolineras, así todes bailariamos una zandunga de empatía. Mi casa, es su bohío. Aquí me tienen.

Previous
Previous

Malvenida

Next
Next

Santa Rabia Poetry Press