ReseÑando

Autora: Iris Alejandra Maldonado

País: Puerto Rico

Libro: El abismo silba una canción de vaqueros

Año: 2021

Trabalis Editores

De ediciones anteriores:

Ediciones Agua Dulce, 2018

Editorial Yaugurú, 2020

Contenido:  45 textos dividido en 6 partes

Género: Poesía

 

               La poeta advierte desde el título que su propuesta no es una llena de gracia, no es una poética colorida que te toma de la mano y te llena de esperanza. Ella te cuenta la historia, su historia, nuestra historia. Empecemos desde el prólogo, escrito por Alexandra Pagán, donde nos regala una imagen “unos cuantos piquetitos” haciendo referencia a la obra de Frida Kahlo, ella no separa a la obra del autor, como tampoco separa la referencia de la poeta. Iris Alejandra silba en el abismo de su propia desgracia, es tan dolorosa como liberadora. Se tuerce en la canción silente de una historia que nunca debió ser contada. La cuenta desde sus cicatrices y mientras apalabra va sanando. Ella comienza dándolo todo, entra en la acción inmediata de su vida. La nuestra.

“ A cuenta

aquí

comienza

la

caída

todo

o

nada”

La propuesta envuelve una elegía que compone epigramas, que roza y se enreda cual peán buscando sanación de sus diosas, las propias, su interna. Es por esto que sostiene: Mujer maltratada (ahora modificaré a mi antojo la defensa a levantarse y diré: síndrome de la mujer libre).

oruga en la lengua de una eva de las maravillas

nació frágil larva que se arrastra

desecho con destino noble

se alimentó de lirios y narcisos

balas para el depredador

una vez fuera de la crisálida expandió su venganza

mariposa    mariposa

¿quién jugara a la ruleta rusa con tu fianza?

las mariposas tendrán derechos

No solo reivindica la figura frágil de las mariposas, sino que además evoca la historia política del feminismo y la justicia poética, recordemos a las hermanas Mirabal, a los encuentros de las mariposas, a la soltura interna de pertenecer, a esa caminar que va tejiendo costumbres que buscan un grito sororo. La poeta se desnuda en el espacio vulnerable, en el abismo que silba esa canción para vaqueros y crea un hechizo que planta una historia en cada poro de su piel, tejido que se hilvana con la nuestra. Desde el comienzo somos parte de su historia, que es la misma, evocando al lector ideal, ese que se desenreda en las confesiones que salpican vinagre y sal en cada herida. Por eso crea un hechizo para dejar de ser sed.

“siendo agua

recorrí hombres peces

cúmulos de soledades y sal

me dieron vinagre en el madero”

Y continúa invitándonos a conjurar

“…Conjuré junto a todas las sedes

cantoras               videntes

brujas                   conjuradoras

rezanderas          ensalmadoras

tentadoras

mujer eres mía

conjuré

con estas manos hechiceras…”

Ella grita, corta, suelta, muestra su herida, la desgarra un poco, la corta desde adentro y luego nos invita a los pedazos de su cama, el desierto infierno que ha creado. Nos invita a ese abismo para devolvernos entera. Somos el pedazo de cada una de las otras. Sanadoras, eco que reafirma que siempre estuvimos completas. La poeta cubre las heridas con cada palabra, no necesita sanarlas, ella las muestras y esto cicatriza la historia de todas.

Previous
Previous

Santa Rabia Poetry Press

Next
Next

ReseÑando